jueves, 22 de septiembre de 2016

Falta de interés literario juvenil


Hoy en día, hay una amplia diversidad de cosas con las cuales nos podemos entretener o que podemos hacer en nuestro tiempo libre.

Vivimos en una época en la que la tecnología forma parte de nuestra vida diaria, y entre la televisión, los videojuegos, infinidad de series y redes sociales a las que nos hemos vuelto adictos, ignoramos por completo un pasatiempo fundamental: la lectura.

De igual forma, vivimos en un país en el que la escaza educación y la falta  de información, afectan gravemente el nivel de conocimiento de la mayoría de la población, por lo que para pasar el tiempo, en vez de leer una joya literaria como lo son Cien años de soledad y Orgullo y Prejuicio, se conforman con cualquier telenovela de quinta o con cualquier partido de fútbol, que no aportan absolutamente nada constructivo a sus conocimientos.

“A lo anterior se suma el grave problema generado por la gran influencia de la televisión en la sociedad, efecto que atiende intereses mercantiles muy cuestionables y su calidad de entretenimiento es verdaderamente triste.” (El Economista, 2010.)

El que una persona tenga el hábito de la lectura, es algo maravilloso, ya que no solo te entretienes y te imaginas cosas fantásticas, sino que también aprendes, mantienes a tu cerebro ocupado y poco a poco te vas volviendo una persona culta.

Lamentablemente, para muchos adolescentes leer un libro representa una pérdida de tiempo. Relacionan la lectura directamente con el estudio, por lo que se convierte en una “carga” para ellos así como también algo aburrido, soso e incensario.

El placer de la lectura no es algo que siempre va a salir de uno mismo, se necesitan ciertos factores para poder conocer, aprender y tomarle gusto a la lectura. Uno de esos factores, es la educación. (Véase Este País.)

El hacer a un lado la lectura es algo que proviene directamente de la escaza educación que recibimos en México. Ya que, o no se fomenta la lectura,  o se impone. Ambas acciones repercuten en la formación cultural de muchos de los niños y adolescentes mexicanos, que ven la lectura de una manera errónea: como una carga y no como un placer. Esto hace que pierdan el interés y no tengan la iniciativa de buscar algún título y ponerse a leerlo.

El no leer, tiene infinidad de consecuencias en un adolescente, como por ejemplo, la falta de cultura, las innumerables faltas de ortografía redacción, la falta de conocimiento gramatical y verbal, entre otras.
“Tal es el caso de Jaqueline Estévez Lizarazo, Comunicadora Social Periodista de la UNAB y candidata a PhD en Ciencias de la Comunicación y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, quien asegura que esta generación presenta un panorama muy triste.

"Es difícil encontrar un joven que sea elocuente y coherente a la hora de expresarse y es aún más difícil encontrar uno que tenga buena ortografía".
Y agrega, "aunque dicen que leen, sólo leen bobadas en internet, no buscan conocimiento y se acostumbraron a encontrar todo en páginas que no les exigen ni el más mínimo análisis. Si a eso le sumamos la falta de cultura general que poseen, el panorama es bastante desalentador". (La Vanguardia, 2012.)

Un caso muy frecuente en esta situación es que los adolescentes “leen” pero no un libro; si no revistas de chimes, blogs de chistes y las instrucciones de videojuegos.  
Esta situación es sumamente parecida a lo que sucedió en Londres en el siglo XVIII; que se denomina revolución de la lectura, que fue cuando los libros dejaron de ser meramente informativos debido a la comercialización del momento  y pasaron a ser libros de diversión (véase El Ciudadano.)

En nuestro país hemos tenido muchos talentos literarios que nos han dejado un legado maravilloso que tenemos que aprovechar. Por ejemplo, Carlos Fuentes escribió maravillosas novelas ganadoras de importantes premios. Muchos consideran el prodigioso libro de La Región Más Transparente una de sus mejores obras.

Otro prodigio, es Octavio Paz, un escritor mexicano que fue nada más y nada menos que el premio nobel de literatura con su obra El Laberinto de la Soledad.

Muchos dicen que no hay nada como leer un buen libro, y tienen toda la razón. No hay sensación que se compare con las emociones que te provoca leer un buen libro.

Debemos de crecer, madurar y aprovechar toda la maravillosa literatura que nos rodea.





Bibliografía:

El Economista:
Vanguardia:
Este País:
El Ciudadano:


Maquillaje: Tu mejor aliado.



Si como mujeres nuestra vida ya es complicada, el levantarnos por la mañana, vernos en el espejo y descubrir que tenemos un horrible grano en la frente, hace que nuestra vida se complique al doble.
Entre tanto cambio hormonal, subidones y bajones en el ánimo y la autoestima, ver que un granito se dignó a aparecer en nuestro cutis, (como siempre, el día de cualquier foto o evento importante) nos pone de pésimo humor.
También, el quedarte estudiando toda la noche para el examen de física, no te hace que esa delicada piel debajo de tus ojos, se vea precisamente saludable.
Tantas cosas que de la noche a la mañana aparecen y como mujeres tenemos que lidiar con ellas en nuestro día a día. Cosas, que en muchas ocasiones,  son inevitables, pero por las que se puede hacer algo al respecto. Ese algo es aplicar un poco de maquillaje.
Muchas no se animan. Algunos de los motivos por los cuales les puede dar miedo maquillarse, están ligados a la opinión de los demás. Pero el motivo principal, es la falta de información.
Porque sí, a todas nos ha pasado el llegar a una tienda de maquillaje ver las mesas llenas de productos, brochas, labiales, de cientos de formas y colores y no tener ni idea de por donde empezar.
Los expertos dicen, que muchas veces, cuando el ser humano está indeciso, lo único que necesita es un pequeño “empujón” hacia la decisión correcta. Ese empujón está aquí.
Limpieza y cuidado.
Cuando decides empezar a maquillarte, lo primero que tienes que hacer es empezar a cuidarte tu piel, y si ya lo hacías, con el maquillaje tienes que cuidarte más que de costumbre. Para empezar a cuidarte, tienes que conocerte, como por ejemplo, averiguar qué tipo de piel tienes (véase Belleza Activa)
Ya que sabes cual es tu tipo de piel, tienes que investigar los cuidados de la misma, así como nutrientes que necesita y los compuestos que tienes que evitar.


Escogiendo y eligiendo.
 Hay varios tipos de maquillaje, los más conocidos, son el maquillaje líquido, en crema y en polvo. El de mejor acabado es el líquido.
Para elegir tu tono ideal, tienes que descifrar si tu tono es frío o cálido.                                             Una forma de averiguarlo es la coloración que adquiere tu piel al estar expuesta al sol. Si tu piel se broncea sin ningún problema, tu tono el cálido. Si tu piel se torna rojiza, tu tono es frío. (Véase Actitud Fem)
Elije tonos que sean lo más similar posible al tono de piel de tu cuello. Cuando pruebes tu base, úntala en tu cuello, en un punto medio entre tu mandíbula y tu clavícula. Fíjate en que tu base sea libre de aceites, que sea hipoalergénica y que su fórmula favorezca a tu piel.


Los cinco esenciales.
Según los expertos, hay cinco productos que toda chica debe tener: base, corrector (elige un tono similar a tu base, en tonos amarillos para cubrir un grano, por ejemplo), rubor (también llamado colorete o blush, escoge el tono que más se parezca a la coloración que adquiere tu piel cuando haces ejercicio), máscara de pestañas (elige una fórmula resistente al agua) y bálsamo labial (escoge uno hidratante y con protección solar).


Lo básico paso a paso.
Antes de empezar prepara tu piel. Limpia tu cara como normalmente lo haces, y finaliza con una crema hidratante. Aplícate protector solar, y después toma tu base. Toma una pequeña porción, colócala en el dorso de tu mano  y aplícala dejando pequeños puntitos de base sobre tu piel. Empieza de adentro hacia afuera para un mejor acabado. Toma tu corrector, y aplícalo en tus imperfecciones. Nunca uses el aplicador del producto directamente en tu rostro, ya que se contamina. Difumina perfectamente. Toma tu rubor y sonríe para encontrar el centro de tu pómulo. Con una brocha (o con tus dedos), aplica el producto haciendo una línea diagonal, tomando como punto de partida el pómulo.
Antes de aplicar la máscara, enchina tus pestañas. Toma el cepillo de la máscara y primero aplica únicamente en la puntas, después, en todas las pestañas. Que no se te olviden las pestañas inferiores. Ponte tu bálsamo labial, ¡y estás lista!


Consejos de los expertos: Maquillista de Chanel.
 “Para evitar que la máscara de pestañas y la sombra se corran y nos veamos ojerosas aplica un poco de polvo traslúcido bajo el ojo.” 
“Para ponerle un poco más de color y atrevimiento al maquillaje es infaltable el gloss. No hace falta que lo uses en todo el labio, sólo con un toque en el centro alcanza.” (Soy Moda, 2014)


¡DESMAQUILLATE!
Lo más importante de todo el proceso, es desmaquillarte; ya que el no hacerlo genera líneas de expresión prematuras y el envejecimiento de la piel.            Cuando te termines de desmaquillar, no olvides limpiarte el rostro.
Espero que en este artículo hayas encontrado el empujón que necesitabas.








Bibliografía:

 Soy Moda:
Bella Hermosa:
Actitud Fem:
Belleza Activa:









Marcela Villa.