El propósito de este comentario es brindar mi opinión
acerca del cuento latinoamericano “La muñeca reina” escrito por el autor
mexicano Carlos Fuentes, para expresar mi inmenso agrado hacia la obra, y para
incitar a que otras personas se deleiten con ella.
Carlos Fuentes (1928-2012), fue un escritor, intelectual y
diplomático mexicano, siendo uno de los mejores autores en su país, y de los
más destacados en el mundo. Entre sus más destacadas obras, se encuentran; “La
región más transparente”, “Aura” y “La silla del águila”. Sus obras, están en
su mayoría relacionadas con su amado México, su gente, su gobierno y su
cultura, pero también, con su propia vida y experiencias.
En el cuento “La muñeca reina”, Fuentes quiso retratar la
vida de Carlos, un adulto que al estar ordenando los libros de su adolescencia
en su casa, encuentra una tarjeta de Amilamia, la niña con la que pasó su
adolescencia, y emprende una búsqueda y un plan para encontrarla, encontrándose
con varias sorpresas y el regreso de varias memorias conforme avanza la
historia.
Fuentes, describe de manera fotográfica el ambiente de la
historia por medio de una brillantemente expresiva descripción, dando realce a
la historia por su forma de narración, en primera persona, que nos permite
saber con certeza los pensamientos y sentimientos del autor; por ejemplo:
“Amilamia había trazado un sendero con sus idas y venidas y me saludaba desde
lo alto antes de bajar, acompañado por la música, si, la música de mis ojos,
las pinturas de mi olfato, los sabores de mi oído , los olores de mi tacto
(…)” Aquí, el autor se da cuenta de que
Amilamia es sólo un recuerdo, y usa un juego de palabras para dar a entender su
alucinación, la confusión de sus sentidos, de sus recuerdos.
Desde el principio, la lectura engancha al lector, rodeando
la narración de un aire de suspenso, que va aumentando a medida de que avanza
la historia. También, el autor narra sucesos con los que cualquier persona
puede relacionarse; habla de la infancia, de la adolescencia y el anhelo de esos
años en los que no se tenían tantas responsabilidades y cuando se estaban
experimentando tantas nuevas situaciones, creando alucinantes nuevas
experiencias, y a la adorada Amilamia, que a Carlos le recordaba de esos años
felices descubrimientos y momentos que tuvo, en contraste a su adultez,
rutinaria y aburrida.
Fuentes, demuestra a lo largo de todo su cuento, el valor
del tiempo, de las memorias, de la infancia y sobre todo del vencimiento de
todos los buenos momentos que uno vive a través de los recuerdos, que al final,
son lo que te quedan, y que aunque una persona ya no esté viva, siempre vivirá como
nosotros queramos recordarla en nuestra mente y corazón, de la misma forma en
que Carlos recuerda a Amilamia, hermosa, con un cabello cobrizo, preciosos ojos
grises y una remarcable alegría.
En síntesis, considero que este cuento es una valiosa obra
en la que las descripciones desarrolladas, sobre todo en los recuerdos de
Carlos, nos hacen reflexionar sobre nuestra vida y su valor, disfrutando de una
hermosa lectura.